“Deseo que el pintor sepa todo lo posible sobre las artes liberales –afirmaba Alberti en su
libro -De pintura- pero deseo, sobre todo, que se versado en geometría. Soy del parecer de Pánfilo,
pintor muy antiguo y muy ilustrado, que enseñaba a los jóvenes nobles los primeros elementos de la
pintura, que decía que nadie llegaría a ser un buen pintor si ignoraba la geometría”. Estas son
palabras de Alberti, que revindicaba que los arquitectos y pintores fueran considerados como
artistas liberales, ya que sus obras no sólo eran fruto de la acción manual sino también del
razonamiento. Secularmente, las artes liberales eran las del trivio (gramática, retórica y dialéctica) y
las del cuadrivio; servían para ennoblecer al ser humano con una formación (asimétrica, geometría,
astronomía y música). La arquitectura, la escultura y la pintura no recibían categoría de liberales.
El renacimiento tiene su foco inicial en Italia entre los siglos XIV y XVII. En el
renacimiento tanto el artista como el filósofo se acercan al mundo, intentan comprenderlo
empíricamente para poder deducir unas leyes racionales que le permitan dominar la naturaleza.
Leonardo también está de acuerda con estas afirmaciones, y incluso afirma que la pintura es una
ciencia exacta que está por encima de las otras ciencias.
Los medios que tienen al alcance para comprender el mundo son la geometría, la óptica, la
perspectiva, la mecánica, la anatomía y la filosofía. El estudio del cuerpo humano, la estructura,
anatomía, las articulaciones, etc será primordial. La belleza exalta las facultades humanas, ya que el
ser humano “es el principio y la medida de todas las cosas”.
Se recupera el concepto clásico de proporción áurea, más tarde llamado divina proporción,
porque todas las cosas tenían que estar perfectamente proporcionadas, según unas leyes y unos
cánones que lo hacían posible, aplicadas tanto en la arquitectura como en la pintura y la escultura.
En la prehistoria ya se encuentran pinturas que demuestran la posibilidad de reproducir la
realidad tridimensional sobre una superficie de dos dimensiones. Estas representaciones se hicieron
de una forma intuitiva, pero la idea de representar el espacio tridimensional preocupó siempre al ser
humano. Los clásicos ya habían reflexionado sobre este mismo concepto, pero no es hasta el
renacimiento que la situación cultural y social permite el desarrollo de una normativa para la
representación del espacio: la Perspectiva. La perspectiva nace como fruto de este ideal del
renacimiento, como un método para poder representar la realidad tridimensional sobre un espacio
bidimensional.
Filipo Brunelleschi (1377-1446) fue el primero en demostrar la perspectiva lineal de Florencia. Parece que brunelleschi desarrollo su propio sistema a través de la observación.
León Battista Alberti (1404-1472) Crea un concepto formal de un sistema de perspectiva
conocido como “construcciones legítimas”basado en un pavimento, un embaldosado, o sea, una
cuadrícula de baldosas en perspectiva. Este sistema lo aplicaron muchos pintores, ya que facilitaba
la colocación de las alturas, trazando una línea vertical desde la cuadrícula al suelo.
Paolo Ucello (1397-1475) conoce las limitaciones de este método y prefiere trabajas con un sistema de plantas y alturas, igual que Pietro della Francesca (1420-1492), pintor y autor del tratado “De propectiva Pingendi”.
Leonardo da Vinci (1452-1519) estudió las proporciones humanas y escribió: “si abres la piernas hasta reducir tu altura en una decimocuarta parte, y extiendes y alzas tus brazos hasta que los dedos del medio lleguen al nivel superior de la cabeza, verás que el centro de los miembros extendidos se encuentra en el ombligo y que el espacio entre las piernas forma un triángulo equilátero”
Todos los autores hicieron una aportación muy rica al mundo del dibujo técnico, tanto es así que la mayoría de las nociones teóricas y prácticas de perspectiva, que todavía hoy utilizamos, se remontan a los siglos XV y XVI. Leonardo aportó muchos avances sobre los problemas que planteaba la perspectiva. Aparecen planteados e ilustrados en sus cuadernos. Propone la idea de una perspectiva curvilínea en sus teorías sobre óptica, que han recogido muchos artistas posteriores al renacimiento.
Albert Dürer (1491-1528) es el máximo representante del renacimiento alemán. Pintor, grabador y tratadista. De su estancia en Italia, recoge las nociones de perspectiva, que amplió y difundió. Escribió obras teóricas como “Instrucción de la medida con el compás y la escuadra en líneas, planos y cuerpos sólidos”. Los principios de la geometría descriptiva se encuentran ya recogidos en su obra.
También hizo estudios sobre anatomía, libros sobre la simetría de las partes en formas rectas de los cuerpos humanos.
Describe diferentes métodos que, partiendo de figuras geométricas sencillas permiten distorsiones de las figuras (caricaturas). Según Düre, la elipse tenía que presentar una forma de huevo y se tenía que
ensanchar por la parte ancha del cono.
Uno de los grandes resultados de la perspectiva en la pintura europea fue el hecho de que la visión perspectiva se asoció a la visión “Tout-court”, o sea, que se creía que la perspectiva reproducía las cosas tal como se ven. Pero más tarde los estudios psicológicos han demostrado que no, que
simplemente es una extraordinaria construcción intelectual que nos permite concebir el espacio
tridimensional desde un único ojo inmóvil.
En muchas pinturas del renacimiento, se utilizan estructuras geométricas triangulares para su composición, como en “La sagrada familia con santa Isabel” de Rafael, dónde la cabeza de San
Juan se encuentra en el vértice del triángulo, que da un aspecto muy equilibrado.
"La sagrada familia con Santa Isabel" |
Encontramos ejemplos de este tipo también en la pinturas murales romanas, con pérgolas, columnas y otros elementos que imitan las estructuras reales.
Algunas perspectivas son imposibles en la realidad. Pero, a partir del descubrimiento de las Normas de la perspectiva, es cuando se desarrolla sobre todo en el renacimiento y en el barroco la utilización cada vez más atrevida del “Trompe l’oeil” (trampantojo).
Algunas pinturas murales de Pompeya y Herculano reproducen falsos espacios, crean una ilusión de profundidad, con complicadas superposiciones perspectivas.
Cada vez se hace un uso más virtuoso de la perspectiva, como en la imagen de Tintoreto
“Descubrimiento del cuerpo de San Marcos” dónde el punto de fuga o es central sino que queda
desplazado a un margen.
“Descubrimiento del cuerpo de San Marcos” |
muy buena info
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